Colombia: Los cinco rostros detrás de la historia de la Superfinanciera

La Superintendencia Financiera cumple 10 años. Cinco personas han ocupado la dirección de la entidad. Dinero los reunió para reconstruir la historia de la entidad.

De izquierda a derecha:César Prado, Jorge Castaño (actual Superintendente), Gerardo Hernández, Augusto Acosta y Roberto Borrás.

De izquierda a derecha:César Prado, Jorge Castaño (actual Superintendente), Gerardo Hernández, Augusto Acosta y Roberto Borrás.

En 2005, la institucionalidad colombiana sufrió una de sus más grandes transformaciones con la aparición de la Superintendencia Financiera de Colombia. Durante este tiempo, cinco personas han estado al frente de la institución, en orden cronológico: Augusto Acosta, César Prado, Roberto Borrás, Gerardo Hernández y Jorge Castaño, actual Superintendente. Revista Dinero los reunió para que reflexionaran sobre los logros y los desafíos de la entidad. Estos fueron algunos de los apartes más destacados de esa charla.

D —¿Cuáles fueron los temas claves en la transición de la Superbancaria a la Superfinanciera?
AUGUSTO ACOSTA. Veníamos programados para que el decreto de creación de la Superintendencia fuera expedido en diciembre de 2004, para poder empezar a operar el 3 de enero de 2005. Pero por la primera reelección presidencial que hubo en Colombia nos tocó una carrera muy grande, porque se nos apareció la primera aplicación de la Ley de Garantías. El 24 de noviembre, que era el último día, tuvimos que pedirle el favor a la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República que nos ayudara. Le tocó hacer un gran esfuerzo al secretario de ese momento, Mauricio González. Nos tocó con él, encerrados como hasta las tres de la mañana, para que el decreto pudiera salir con oportunidad.
D —¿Quién impulsó la medida?
AUGUSTO ACOSTA. Cuando me vinculé al proceso en marzo-abril de 2005, el ministro era Alberto Carrasquilla y la decisión ya estaba tomada. La decisión fue de Carrasquilla, sin duda.
CÉSAR PRADO.Reconociendo que la decisión fue absolutamente audaz, pues no había muchos antecedentes en el mundo, también es bueno reconocer que la Superintendencia Bancaria ya era un supervisor bastante integrado, pues no solo tenía los temas de bancos, sino también seguros, pensiones y fiducia. De tal manera que la integración se daba con más naturalidad.
D — En su caso, ¿cuáles fueron los hechos más relevantes de su gestión?
CÉSAR PRADO. De una parte me tocó vivir el arranque de la crisis internacional financiera a mediados del año 2007. En ese momento no había mucha claridad sobre lo que iba a venir. El clímax de esa crisis fue la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Eso exacerbó la situación a nivel global. Obviamente, me tocó lidiar toda la problemática de las pirámides.
D —¿En su caso (Roberto Borrás) cuáles fueron los temas centrales?
ROBERTO BORRÁS. Yo recibo de una forma muy complicada todo el tema de captación, de lo cual resaltaría un aspecto: una discusión bien importante al interior del Gobierno, cuando se sacó toda esa normativa de emergencia, sobre cuál iba a ser la autoridad que intervendría de ahí en adelante en casos como DMG y DRFE. La conclusión era que la Superintendencia Financiera tenía que privilegiar la supervisión del sistema financiero. Ahí lo que quedó plasmado fue la decisión de subir a la Supersociedades a esa tarea: primero, para asumir roles de supervisión y detección de fenómenos de captación y, segundo, para ser la autoridad que, con facultades jurisdiccionales, tramite la intervención de la captación. Yo no hubiera entendido esta Superintendencia (la Financiera) dedicada a la intervención de DMG o de captadores, mientras que tenía que lidiar con el impacto mundial de la crisis financiera.
 
¿Cuál fue la lección de todo ese proceso?
JORGE CASTAÑO (actual Superintendente). Voy a dar un dato que es bastante relevante. Creo que el tiempo nos dio la razón con lo que habíamos hecho: 245 sentencias a favor de la Superintendencia en procesos de reparación directa; siete favorables en acciones de grupo y dos en acciones populares. No tenemos el primer fallo en contra sobre la omisión de la Superintendencia Financiera ni la responsabilidad que le cabe a la institución. Fueron $47 billones en contingencias. Todas las sentencias nos han dado la razón en que la acción de la Superintendencia fue adecuada para enfrentar ese fenómeno de la captación masiva y las pirámides.
Volviendo al tema de la crisis mundial: ¿qué significó para la regulación?
 
ROBERTO BORRÁS. Lo planteo así: durante ese tiempo tuvimos el rescate de entidades financieras de presencia global, algunas de las más grandes en sus jurisdicciones o en toda su operación internacional, primero, y segundo, tuvimos una crisis multisectorial bancaria mundial. Simultáneamente tramitamos el tema de reservas. La banca local casi por unanimidad acogió esa recomendación supervisora. En su momento fueron $2,5 billones de utilidades repartibles que se quedaron para fortalecer el capital.
CÉSAR PRADO. Si bien es cierto que el sector fue muy receptivo frente a esa medida, es claro que el resultado también se debe a una actividad importantísima de la Superintendencia, porque sin supervisión jamás habría ocurrido una capitalización de utilidades de esa medida.
ROBERTO BORRÁS. 2009 nos permitió concluir el trámite de la ley 1328, o reforma financiera, que tuvo tres componentes importantes: protección al consumidor, la legislación de multifondos y liberalización de servicios financieros. Además, me tocó la etapa inicial de la expansión de la banca colombiana que recibió Gerardo en pleno. Ya se había dado lo de Bancolombia en El Salvador y aquí se anunció la primera etapa de la expansión del Banco de Bogotá.
GERARDO HERNÁNDEZ. A mí me tocó recoger las experiencias y las buenas prácticas de mis antecesores. Me correspondió fortalecer la supervisión basada en riesgo, algo que habían empezado mis antecesores y se profundizó en mi gestión. Desafortunadamente, la gente se acordará de mí por el caso de Interbolsa.
¿Qué lecciones dejó el caso Interbolsa?
 
GERARDO HERNÁNDEZ El caso Interbolsa fue precisamente la mejor demostración de que haber fusionado las dos Superintendencias funcionó, porque independientemente de cualquier cosa, lo que hicimos fue evitar el contagio del sector financiero. Y el contagio estaba, porque Interbolsa prácticamente tenía el mercado de TES; estaba en los bancos, las compañías de seguros y los otros comisionistas que participaban del mercado; estaba en juego toda la liquidez del sistema, porque Interbolsa era la más interconectada y creo que todas las decisiones, que se tomaron de manera coordinada con el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda, demostraron que todas esas asimetrías de la información –lo que más critica la gente en estos casos– no existieron, se evitaron.
¿Qué desafíos quedan?
 
JORGE CASTAÑO. Creo que el cambio de ciclo económico es una realidad. Entramos a una nueva estructura de economía donde el sector privado va a ser el jalonador de la economía y no necesariamente el sector público. Yo creo que las herramientas que se han generado en el tiempo nos dan flexibilidad para enfrentar esa situación. No estamos blindados, pero si uno revisa las mejores prácticas y recomendaciones internacionales, creo que cumplimos con todas para poder actuar y funcionar adecuadamente en la estabilidad del sistema. Y ese es el reto más grande: cómo se hace esa transición de la economía y cómo eso se traduce en restricciones en crédito, en comportamiento del valor de los activos. Hay que pensar cómo los nuevos negocios van a cambiar ese sector financiero.
 
GERARDO HERNÁNDEZ. Lo otro que ha dicho el superintendente Castaño es que al ritmo que va la tecnología, las prácticas en la industria van a cambiar y eso hace que cambien los focos de supervisión y los focos de regulación. ¿Cómo va a ser un banco en cinco años? Esa es la pregunta clave.
JORGE CASTAÑO. De otra parte, es necesario ampliar el espectro de supervisión a una holding o a un conglomerado financiero y eso cambia estructuralmente la manera como se viene haciendo la tarea. Pero no solo eso, también el intercambio de información con las diferentes autoridades de América Central y otros países donde se ha dado la expansión de la banca colombiana. El reto va a estar allí; cómo lograr la información, cómo adoptar medidas coordinadas y cómo entender esos canales de transmisión.
Fuente: dinero.com