Desafíos de la nueva Asamblea: enfrentar la alta inflación y la caída del crecimiento

Los índices macroeconómicos que se prevén para 2016 muestran un país con una severa crisis económica: contracción en el crecimiento de 4 puntos, inflación que podría llegar a 300%,  descenso de las importaciones de 9,5% y caída del precio del petróleo hasta de 20 dólares el barril. A este escenario se tendrá que enfrentar la nueva Asamblea Nacional.

Especialistas consultados concuerdan en que se debe tener cuidado con el nivel de expectativas que se manejen, pues al fin y al cabo el Parlamento es un escenario para presionar al Ejecutivo. Sin embargo, el poder para tomar  decisiones económicas seguirá en manos del presidente de la República.

Si bien señalan que un primer paso es que la oposición gane la mayoría en el Poder Legislativo, alertan que en el próximo año se profundizará la recesión económica y habrá pocas posibilidades de que el mercado petrolero –motor de la economía– se recupere, por lo que un viraje hacia la recuperación de la industria nacional es una necesidad inminente.

1. Víctor Álvarez, economista
En cualquiera de los casos, gane el oficialismo o la oposición, lo que está claro es un escenario petrolero con precios a la baja. Por tanto, la posibilidad de reactivar la economía no será con el motor del gasto público, sino con la inversión privada. La propia supervivencia del gobierno así lo sentencia. Al desplomarse el ingreso fiscal petrolero, la posibilidad de compensarlo vendrá por la vía de la unificación cambiaria y la creación de mejores condiciones para la inversión privada, de tal manera que se pueda recuperar la recaudación de impuesto sobre la renta y el IVA. Esto requiere garantizar mayor seguridad jurídica, flexibilizar los rígidos controles que ahogan la producción, así como paz laboral.

Un nuevo equipo económico sin prejuicios ni complejos con el sector privado es clave para imprimirle credibilidad a la revisión y rectificación de la política económica. Solo así se reactivará la economía motorizada por el sector privado. Atrás quedaron los tiempos de la arrogancia rentista que permitió el caudaloso ingreso petrolero.

2. José Luis Saboín, economista
Le temo a las victorias por amplios márgenes de ambos lados porque eso desataría escenarios de políticas económicas radicales que pueden llevar a mucho descontento social. Me gustaría más un escenario electoral parejo –donde gane la oposición– que obligue a ambos bloques a concertar para proveer soluciones concretas a la crisis. 2016 se abre con muchas posibilidades e incertidumbres como para hacer un único pronóstico decente. Quien trate de definir qué sucederá realmente no estaría hablando de manera responsable. Es un panorama lleno de imponderables.

3. Domingo Sifontes, economista y profesor universitario
En realidad creo que independientemente de quien gane la Asamblea se tomarán decisiones en el ámbito económico porque la situación así lo amerita. Es cierto que ganarla es importante para la oposición, pero finalmente el Ejecutivo es el que termina tomando las decisiones. Una Asamblea «opositora» podría interpelar al ministro de Finanzas por ejemplo –dependiendo de la mayoría que obtenga–, pero no necesariamente significa que la oposición terminará decidiendo sobre la política económica.

Si gana el gobierno hay dos opciones: seguir con el modelo de controles o intentar resolver algunas distorsiones. Si profundizan y siguen con los controles será peor para todos, incluidos ellos como movimiento político. Si resuelven tomar algunas medidas podrían oxigenarse y seguir intentando con los controles.

En cualquier caso, independientemente de quien gane, el próximo año será peor que este, es decir, el peor año en términos económicos de nuestra historia democrática. El ajuste que se ha vivido en 2015 es severo solo que no tiene responsables porque no se ha hecho vía anuncios, sin embargo las cosas que faltan son las que precisamente tienen que hacer –inexorablemente– por esa vía.

4. Ricardo Villasmil, ingeniero y profesor universitario
2016 será un año muy complicado con perspectivas de precios bajos, muy pocos activos externos que liquidar –incluida las reservas internacionales– y sin acceso relevante al financiamiento internacional. Los pagos de capital e intereses de la deuda externa obligan a acentuar la contracción en las importaciones  y con ella la escasez. Asimismo, el descenso de los ingresos petroleros y la caída de la recaudación real –como consecuencia de la mermada actividad económica y la inflación– conducirá a una aceleración del financiamiento monetario y por esa vía la inflación. Mientras más se radicalice la posición del gobierno menor será el acceso al financiamiento y, por ende, más inflacionario el ajuste.

5. Ronald Balza, economista y profesor universitario
2016 va a ser un año muy difícil en cualquier escenario. Inflación y escasez no se resuelven con elecciones, sino con las decisiones que toman los elegidos. Espero que las discusiones de la nueva Asamblea no se limiten a defender o atacar la permanencia del presidente en el gobierno. La división de poderes da otras ventajas. Modificar las leyes del BCV, de la Sundde, la Orgánica del Trabajo, antimonopolio y del poder popular, entre otras. Esto es tanto o igual de importante que exigir rendición de cuentas y presupuesto adecuado. Si esto no se hace, 2017 será aún peor.

6. Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica
Si el gobierno retiene el control del Parlamento se profundiza el esquema radical y lleva a unos resultados bastante negativos como una contracción superior a 5% y una inflación mayor a 300%. Un triunfo opositor es una caja de Pandora porque no va a significar un cambio de la situación económica, pero puede dar pie a tres escenarios. Una confrontación de poderes, donde la economía se comporte de manera muy similar a como ha estado hasta ahora. Otro escenario es que se dé una especie de entendimiento entre el gobierno y factores de oposición, sembrando el terreno para algunas medidas de ajuste. En este caso, la contracción puede ser menor, en torno a 3% y la inflación puede ceder. El tercer escenario es que el chavismo implosione y tengamos una seria crisis de gobernabilidad unida a un desempeño muy precario de la economía.

Fuente: el-nacional.com