Dos de los grandes retos de la banca venezolana

La alta potencialidad que han venido mostrando las instituciones bancarias de acuerdo a las últimas cifras oficiales de su aporte al PIB (hasta tercer trimestre 2014) y a sus indicadores generales positivos publicados mensualmente, se ven amenazadas por elevados riesgos derivados de la aceleración inflacionaria, mayores reglamentaciones, la necesidad de  niveles de capitalización más altos, tratamiento desleal en la banca privada versus la banca pública y factores externos  de crisis aguda de alto impacto en la banca, tal como la fuerte contracción en la actividad económica del país y la severa disminución del poder adquisitivo del venezolano junto a un mayor porcentaje de los ingresos familiares dedicado a la búsqueda de la satisfacción de las necesidades básicas. Al panorama anterior se añade las dudas sobre la capacidad de Venezuela de poder honrar puntualmente sus compromisos financieros internacionales dada la fuerte caída en los ingresos en divisas por la disminución en los precios del petróleo, y adicionalmente ahora se abre una probabilidad de generar un cambio en la Asamblea Nacional, entre uno de los escenarios altamente posibles, lo cual de ser así pudiéramos empezar a ver mayores controles sobre la política económica del gobierno por parte del cuerpo legislativo.

Lo cierto es que la banca debe estar muy atenta a su gestión para minimizar los impactos negativos del entorno actual y tener una adecuada estrategia para enfrentar los acontecimientos futuros.

No obstante estos riesgos que la banca enfrenta desde el punto de vista del entorno y que afectan al sistema por igual, hay retos que son de carácter estratégico de cada banco y cuyo desarrollo marcará la diferencia a futuro entre cada institución.  Estamos hablando básicamente del desarrollo de nuevos canales tecnológicos y la debida atención al riesgo crediticio, siendo estos dos de los pilares más importantes para el futuro de la banca venezolana y sin duda alguna para la banca latinoamericana.  El aporte a una  mejor educación financiera de la población, es igualmente un gran reto para la banca, pero este capítulo lo desarrollaremos en un nuevo análisis especial.

La tecnología

La banca se empieza a enfrentar a una competencia de productos financieros creados por entidades no bancarias, que funcionan como nuevos intermediarios. Los clientes ya empiezan a exigir una tecnología que las entidades muchas veces no tienen. Esto contexto, ya hoy presente obliga, a la banca a manejar las nuevas tecnologías, a innovar también en ofrecer mejores productos y relacionarse mejor con los clientes. No se trata de desarrollar solamente la banca “on-line”, también se debe penetrar fuertemente la banca móvil para estar como banco en muchos canales de distribución al mismo tiempo, y en eso el “big data” será muy importante para las instituciones bancarias.

La actual ola tecnológica está abriendo el camino a un cambio transformacional que está ocurriendo en la industria bancaria a nivel global -dirigido tanto por las presiones de los propios bancos como por las posibilidades creadas por las nuevas tecnologías en combinación con el requerimiento de los clientes.

La tecnología está habilitando nuevos entrantes en el negocio bancario provenientes de otros sectores, como por ejemplo los sectores de la distribución y comunicaciones, así como nuevas e innovadoras start-ups.

El reto está en generar a través de las nuevas tecnologías y la adaptación de las mismas a los mercados, nuevas fórmulas con la finalidad de enfrentar los altos costos regulatorios (fuerte presión sobre los márgenes) y una posible mayor volatilidad de los ingresos. Los bancos necesitan restablecer la rentabilidad en un mercado actual caracterizado por retornos más bajos, mayor inestabilidad  e intensificación de la competencia.

Estudios han señalado que la transformación tecnológica puede suponer hasta dos tercios de la potencial reconstrucción del ROE que los bancos necesitan para conseguir alcanzar altos niveles de rentabilidad.

El Riesgo crediticio

Se necesitan nuevas capacidades para capturar el crecimiento y gestionar de una manera más efectiva el riesgo. Se requiere invertir en capacidades analíticas para aumentar el conocimiento sobre los clientes que permita dar solidez al momento de emitir un criterio, con la finalidad de mejorar la gestión de riesgos e incidir positivamente en la calidad del principal activo de la banca. Se requiere un análisis mejorado del riesgo de créditos y mercados, para mantener la buena rentabilidad de la cartera de créditos.

La principal función de las áreas de riesgos crediticio es determinar el riesgo que significará para la institución otorgar un determinado crédito y para ello es necesario conocer a través de un estudio cuidadoso los estados financieros del cliente, análisis de los diversos puntos tanto cualitativos como cuantitativos que en conjunto permitirá tener una mejor visión sobre el cliente y la capacidad para poder pagar dicho crédito. Recordemos que en Venezuela el 68% de los ingresos totales de la banca se originan por la actividad crediticia, tal como lo señala Aristimuño Herrera & Asociados, en su ranking bancario del mes de octubre, lo que amerita dotar cada día de las mejores herramientas de análisis avanzado, al personal de negocios y riesgos crediticios de las instituciones bancarias venezolanas.

Banca y Negocios