Los dueños de las finanzas

Los directores financieros celebran un cierre de ejercicio positivo para la industria, incluso en un contexto inflacionario con caída en la actividad. Cuáles son las expectativas para el resto del año. Qué planes tienen y en qué invierten, en boca de los CFOs de las principales aseguradoras.

Inflación récord, alta siniestralidad, más litigiosidad y caída en la actividad económica. La situación crítica amerita ‘caras largas’ pero, en los despachos de los directores de Finanzas de las aseguradoras se respiran aires de tranquilidad. Sucede que el 30 de junio cerraron los libros anuales y las cifras muestran una expansión de sus activos en torno a la suba de precios. Y, como corolario, un fuerte cambio de escenario: la llegada de Mauricio Macri a la presidencia significó el fin de una serie de medidas de inversión compulsivas, como el ‘inciso k’, que obligaba al sector a fondear proyectos ‘de la economía real’, y otras normas cambiarias y regulatorias que alteraban las finanzas corporate.

Aunque nadie hable de un año para celebrar, los balances muestran cierta ‘continuidad’ del estado de situación al cierre trimestral del 31 de marzo. Entonces, el volumen de primas fue 38% superior al registrado en igual período del año anterior, es decir, en línea con los rangos de inflación. Pero las cifras son dispares según el rango. «Los ramos de mayor volumen han registrado crecimientos», explica a Diego Nemirovsky, Senior Credit Officer de Moody’s, en referencia a Autos, ART y Vida Colectivo, que crecieron anualmente  al 39%, 43% y 41%, respectivamente.

No todas son buenas noticias, afirma el referente de la calificadora de riesgo: «Los ramos de líneas comerciales como Incendio, Responsabilidad Civil y seguro técnico crecieron por debajo a esos valores -en torno al 20%, advierte-, lo que denota una retracción en la actividad industrial y comercial». Sobre el futuro, afirma que como el crecimiento se debe «principalmente» a la inflación, cuando ésta comience a descender en el segundo semestre, así lo hará el crecimiento de los balances.

En conclusión, «la expansión real probablemente sea marginal, en el contexto de una economía que aún no logra despegar y debe lidiar con desafíos significativos en el orden interno y externo». Lionel Moure, socio de Deloitte, afila el lápiz en torno al balance 2015/2016: «Esperamos que el ejercicio cierre con un resultado financiero estimado del 25% de las primas para los seguros patrimoniales y del 35% para los seguros de riesgos del trabajo». Sus estimaciones muestran una pérdida técnica del 8% en lo que respecta a Patrimoniales y del 14% para ART. Respecto de los resultados finales, estima «una ganancia del 14% de las primas», en sendos rubros, luego del impuesto a las ganancias.

Visión corporativa

Los CFO de las principales aseguradoras se muestran, grosso modo, coincidentes y sólo difieren según su segmento de influencia. Desde Grupo Sancor Seguros, Luciano Mo, director de Administración y Finanzas, cuenta que cerraron el balance en torno a los $ 20.000 millones de primaje, un 35% más que el año pasado. Sorprende también su resultado técnico: un 2% negativo sobre la producción devengada (en Patrimoniales), «mejor a lo previsto», en parte, aduce, por mejoras en las políticas de suscripción, gestión de siniestros y correcciones tarifarias por inflación. En ART, en cambio, sí afectó el «importante incremento en la judicialidad». Según Mo, el resultado final del ejercicio les arrojó un positivo de $ 1.300 millones en el balance 2015/16.

Desde QBE Seguros La Buenos Aires, Nora Vignolo, directora de Administración y Finanzas, también promete un crecimiento anual de primas emitidas por sobre la inflación y cree «que el sector crecerá en línea con ella».  El resultado técnico continuará siendo negativo, aunque en un semestre en el que las inversiones financieras fueron la ‘estrella’, el resultado financiero será superior al 30% de las primas brutas y permite que el resultado final de sus operaciones sea positivo.

No sólo la suba de precios influye, sino que el progreso sostenido de las aseguradoras es factor de numerosas piezas que, unificadas, contribuyeron para que el sector sea considerado uno de los más sólidos durante el primer semestre del año 2016. Entre las causas, Mo relata, en su entrevista con Seguros, que el crecimiento de la producción estuvo sostenido por «acciones comerciales para la captación de nuevas operaciones, ajuste de precios técnicos de acuerdo a resultados y política de aumento de sumas aseguradas y demás parámetros para acompañar la inflación». Entre los principales drivers del crecimiento, el ejecutivo de Grupo Sancor Seguros, manifiesta que los segmentos de seguros de Riesgos del Trabajo y de Automotores «evidencian los mayores crecimientos» y suma a lista a los seguros en moneda extranjera que «tuvieron un incremento importante por la variación del tipo de cambio».

Sobre el primaje, con respecto a las razones del incremento de los seguros de autos, Moure, desde Deloitte, explica que el aumento del principal segmento del mercado se originó «en el aumento en la cantidad de vehículos asegurados y en el incremento de los capitales asegurados como consecuencia de los efectos de la inflación sobre los valores asegurados». Por otro lado, sobre el segundo segmento del sector (el de riesgos del trabajo), la suba se basó no solo «en el aumento de los salarios que constituyen la base para la determinación de las tarifas de este segmento», sino también «en una adecuación parcial de la tarifa como consecuencia de las pérdidas experimentadas por el sector asociadas a los litigios judiciales». Agrega, además, que el sector robo, «ha sido el ramo que más creció» con un 68 % de crecimiento (ver aparte).

Para el caso de QBE Seguros La Buenos Aires, el motor del aumento, según puntualiza su directora de Administración y Finanzas, se apoyó «en las líneas de negocio de Property, Transporte de Mercaderías y seguro Agrícola, las cuales crecieron por encima del promedio de la compañía». A su vez, declara que, para resto del año 2016, las expectativas consistirán en seguir fortaleciéndose «en el mercado de Transporte, continuar creciendo en el ramo de Incendio y seguir fortaleciendo la oferta de productos para pymes y personas».

Menos normas, más inversiones

El inciso k fue un gran  «dolor de cabeza» para las aseguradoras. La norma, propuesta por el gobierno anterior, regía desde 2012 y obligaba a las compañías de seguro a destinar una parte de sus fondos a proyectos que el gobierno consideraba vinculados a la ‘economía real’. Entre un 8% y un 18% de su cartera, dependiendo del segmento, era la cifra que tenían que destinar al financiamiento a través de la subvención a pymes, proyectos productivos y planes de inversión.

Luego del cambio de gobierno y la flexibilización de dicha norma del Reglamento General de la Actividad Aseguradora, donde se eliminó los pisos de inversión en activos y se volvió optativa los máximos en su cartera de inversiones (30% para las aseguradores generales, de vida y retiro y 20% para las de riesgo de trabajo), el sector empezó a ver ‘la luz en el fondo del túnel’ y camina ahora «por la senda del libre albedrío financiero», según dicen con cierta sorna desde una firma nacional.

«El nuevo gobierno ha intentado revertir años de políticas crediticias negativas que dejaron al país aislado de los mercados internacionales y con un alto déficit fiscal, un menor crecimiento e instituciones debilitadas», destaca Nemirovsky que, por otro lado, sostiene que el cambio de políticas «ayudará a fortalecer la calidad de los activos y la capitalización ajustada por riesgo de las aseguradoras, dada su elevada exposición a títulos soberanos».

Para Moure, por ejemplo, la decisión de desactivar en forma progresiva las regulaciones de la norma que dictaminó en forma conjunta los Ministerios de Economía e Industria, «fue bien recibido por el mercado de seguros y permitió que las aseguradoras redujeran la presión por suscribir inversiones elegibles que, por ser escasas y estar altamente demandadas por el mercado, sus precios suban (y sus rentabilidades bajen) como consecuencia de la demanda artificial de activos financieros generada por el regulador».

Estrategia financiera

La maleabilidad de la normativa permitió a las aseguradoras re-direccionar las inversiones de su cartera para poder proyectar tanto a corto como a largo plazo. La ejecutiva de QBE Seguros La Buenos Aires, por ejemplo, remarca que sus inversiones tendrán «en cuenta primero el marco regulatorio, segundo los lineamientos que nos da el grupo QBE, y dentro de esos dos marcos se opta por la inversión con mejor relación riesgo – retorno».

Respecto al accionar de Deloitte, en el corto plazo, Moure destaca que la estrategia financiera estará dirigida «a inversiones en pesos y hasta tanto se mantengan las altas tasas de interés» y sostiene que, de todas formas, la percepción de un dólar retrasado «podrían generar un atractivo para posicionarse en títulos públicos y otros activos similares denominado en dólares». Bajo esta línea, el director de finanzas de Grupo Sancor Seguros asevera que la adquisición será destinada básicamente a activos públicos o privados «que permitan obtener un plus por encima de la tasa de plazo fijo, ya que entendemos que en el futuro las tasas serán positivas respecto a la inflación» y, por otro lado, considera que, en menor proporción, tendrán activos dolarizados, «respaldando nuestros riesgos en esa moneda» y  activos relacionados con la inflación «si es que el Gobierno en algún momento comienza a emitirlos».

Retos y oportunidades

Tras el cambio de gobierno, la instrumentación de nuevas políticas y el buen primer semestre, son muchos los retos que les quedan a las aseguradoras para el resto del año. Entre ellos, se encuentra el estado inflacionario, uno de los grandes con el que hay que lidiar. Para el responsable del sector seguros de Latino América de Moody’s el alto nivel de inflación y la devaluación del peso «siguen siendo desafíos clave para las aseguradoras» y remarca que, si bien el gobierno ha indicado que la lucha contra la inflación es una «prioridad fundamental», la reciente devaluación del peso «ha ejercido una presión inflacionaria adicional», lo que significa, que el aumento de los costos y los gastos, según Neminovsky, «continuará presionando la rentabilidad y la adecuación de capital de las compañías de seguros generales y limitará el potencial de crecimiento de los productos de vida y rentas vitalicias».

En el caso del Director de Administración del Grupo Sancor Seguros, se espera que en el próximo ejercicio se pueda continuar por la «senda del crecimiento» con una tasa por «encima de la expectativa inflacionaria», siempre «buscando mantener el equilibrio técnico a través de las políticas del negocio vigentes, adaptándolas a los nuevos desafíos que la realidad económica requiera».

Por otro lado, Mo hace hincapié en la innovación y afirma que será clave «en los productos y estrategias de comercialización», junto con el mantenimiento o la mejora de «la calidad en la atención al asegurado». Bajo la misma línea y en coincidencia, Vignolo remarca que el reto está en la importancia de realizar una mejoría no solo en los «productos tradicionales y específicos por industria», sino también «las plataformas tecnológicas que utiliza nuestra red comercial».

Yendo específicamente a los diversos sectores, Moure señala a Seguros que, en materia de riesgos del trabajo, los mayores desafíos pasan por «contener la litigiosidad a niveles que haga viable el sistema». A su vez, sobre el seguro patrimonial, principalmente el seguro de autos, acentúa que «deberá adecuar sus tarifas de forma tal de evitar la gran dependencia que tiene este sector de los resultados financieros para mantener su solvencia».

A nivel general, el socio de Deloitte espera a futuro que haya un crecimiento para el mercado de seguros «levemente por sobre la inflación», originado «en el aumento de autos asegurados, así como también en el incremento de salarios y tarifas en riesgos del trabajo».

Fuente: cronista